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Las Finanzas

 

Consejos prácticos cuando no tienes empleo

trabajo

Introducción
Pon tu confianza en Dios
No culpes a otros
Trata de hallar el propósito
Pasa tiempo con Dios
Pasa tiempo con tu familia
Otros consejos prácticos

Pasa tiempo a solas con Dios.
Por Luis Palau

 
Muchos de nosotros decimos que no tenemos tiempo para orar; pero el desempleo lo cambia todo. De pronto tenemos todo el tiempo del mundo.

Si estás sin trabajo, te recomiendo que dividas tu día en distintos segmentos. En el primer segmento, pasa dos horas a solas con Dios de rodillas. Lee y estudia su Palabra, ora y alábale. Recuerda lo que el apóstol Pablo decía acerca de la Escritura: «De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza» (Romanos 15:4).

Emplea ese tiempo para desarrollar un corazón para Dios, para nutrir una relación tierna y sensible con Él. El sufrimiento puede amargarte y alejarte de Dios o acercarte a Él y permitirte entender mejor su mente y su corazón. Así que escucha a Dios y si es necesario, llega al exceso con la Biblia, la oración, un cuaderno y nada más. Desecha todos los demás libros (incluso este) y propónte pasar tiempo a solas con Dios. Dile: «Señor, creo que tienes un propósito para mí. Dime cuál es. ¿Qué debo aprender de todo esto? ¿Qué estás tratando de enseñarme? Estoy atento; la antena está lo más alto posible».

Este no es el momento de protestar contra Dios. Los tiempos de crisis deberían ponernos de cara al piso y movernos a confesar: «Señor, aquí hay algo que aprender, estoy escuchando con atención. Soy un esclavo humilde. Quiero aprender todo lo que necesito porque no quiero pasar de nuevo por esto». En vez de quejarte, discutir o protestar, cierra la boca. Como dijo David: «Vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca» (Salmo 39:1).

Al pasar tiempo a solas con Dios a través de su Palabra, mantén tu corazón abierto y deja que el Espíritu Santo te señale los ámbitos que necesitan trabajo o los nuevos rumbos que quiera que tomes. Ante todo, manténte abierto a las «cosas nuevas» que él quiera que hagas en tu vida. El no hacerlo puede dar por resultado largos años de tristeza y de dolor innecesario.

Un hombre construyó un estilo de vida acomodado para él y para su familia trabajando un territorio de ventas rentable de tres provincias. Era dueño de varios automóviles de lujo y de un avión privado. Al tiempo comenzó a considerar el territorio como de su propiedad y a ser negligente con su trabajo. Su esposa le advertía: «Te estás volviendo descuidado, no le estás dando seguimiento a las llamadas». Pero él no le hacía caso.

Un día la compañía se vendió y el nuevo supervisor del hombre lo citó en el aeropuerto para una reunión de veinte minutos mientras esperaba su siguiente vuelo. «Estás acabado», le dijo sin ceremonias. «No hay lugar a protestas. No has cumplido con las expectativas, ni has ampliado tu territorio y tus ventas tampoco subieron. Terminaste y ya le di tu trabajo a otro.»

El hombre se amargó tanto por su despido y se volvió tan melancólico que su esposa temía que se quitara la vida. Se rehusó a buscar trabajo y comenzó a gastar las reservas y las inversiones. Su esposa tomó un trabajo de baja remuneración y finalmente él comenzó a trabajar como administrador de una pequeña organización. Su espíritu amargado y enojado aun se dejaba entrever y una nube negra lo seguía a todas partes. De nuevo se volvió descuidado en este trabajo y también lo despidieron.

El segundo despido lo amargó tanto que se alejó de la iglesia y prácticamente se olvidó de Dios y del cristianismo. En vez de aprender lección, humillarse y decir: «Señor, ¿qué estás tratando de enseñarme?» se enojó, y la amargura saltaba de su boca. Antiguos amigos ya no querían hablarle; de todos modos no los escuchaba.

Este hombre se rehusó a descubrir y a aplicar los principios de Dios. En veinte años no aprendió nada y en realidad retrocedió. Es una lección sobre lo negativo que ilustra lo que puede suceder si elegimos ser tercos.

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