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Recuerde, sentirse ofendido nunca proviene de Dios. Él dice que debemos estar arraigados y cimentados en amor. |
El amor? no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.
– 1 Corintios 13:5
¿Alguna vez ha tratado de perdonar a alguien y se ha dado cuenta de que no puede hacerlo? Usted ha clamado y orado por eso y le ha pedido a Dios que le ayude, pero esas experiencias pasadas cargadas de rencor no quieren irse.
Para poner fin a esos fracasos en el futuro, es necesario que su perdón esté basado en la, no en los sentimientos. El perdón verdadero no tiene nada que ver con la manera en que usted se sienta; es un acto de la voluntad que está basado en la obediencia a Dios y en la fe en Él.
Eso significa que una vez que usted haya perdonado a alguien, deberá considerar a esa persona perdonada para siempre. Cuando los sentimientos pasados vuelvan y Satanás trate de convencerlo de que realmente no ha perdonado, resístalo, y dígale: "No, ya he perdonado a esa persona por fe. Me niego a vivir en esos sentimientos del pasado".
Entonces, de acuerdo a 1 Juan 1:9, crea que ha sido perdonado y limpiado del pecado del rencor, de toda injusticia relacionada con este y de cualquier recuerdo de haber sido agraviado.
Quizá haya oído a alguien decir: "Yo perdono, pero nunca olvidar". Eso es perdón de segunda clase que usted, como creyente, se supone no debe aceptar. Debe perdonar de una manera sobrenatural: "como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:32).
Debe perdonar como Dios perdona: para liberar sin condiciones y para siempre a la otra persona del sentimiento de culpa y para restaurar las cosas como si nada hubiera pasado. No solo tiene que perdonar, sino también olvidar lo que pasó.
Al hacerlo, algo sobrenatural sucederá en usted. El dolor ocasionado por esa experiencia desaparecerá. El poder de Dios borrará los efectos y usted podrá olvidarlo de una vez por todas.
No se como los rencorosos que llevan cuenta de los agravios y ofensas que sufren. Aprenda a perdonar y a olvidar, y se le abrirá un mundo nuevo de bendiciones.
El que ama a su hermano, permanece en la luz y en él no hay tropiezo.
– 1 Juan 2:10
Si usted ve que está cayendo en el fracaso o el pecado, examine el amor en su vida. Siéntese con el Señor y pídale que le muestre si existe disputa con alguien o si se siente ofendido por alguien. Si lo está, el diablo puede entrar y hacerle tropezar.
Como pastor, he visto eso suceder un sinnúmero de veces. Estoy predicando sobre algo, entonces algún creyente se molesta conmigo por lo que digo. Piensa que estoy equivocado y se va enfadado, y luego se entera uno que esa persona está en problemas.
Marcos 4:17 nos dice que el diablo usa esa clase de ofensas para robarnos la Palabra de nuestro corazón. El diablo hace que nos disgustemos los unos con los otros, y eso le da la oportunidad para quitarnos el tapón y dejar salir la Palabra de Dios como el agua cuando se deja correr.
No permita que esto le suceda a usted. Si oye a un predicador o a un creyente decir algo contrario a lo que usted cree y se siente ofendido, diga: "No, tú no me vas a robar la Palabra, diablo mentiroso". Luego, arrodíllese y arrepiéntase delante de Dios. Escudriñe la Palabra y escuche al Espíritu y pídale entendimiento para saber lo que debe hacer. Si todavía cree que esa persona hizo mal, ore por ella.
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