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Es tiempo de vaciarse del pasado, del rencor, de las comparaciones, del pecado. Es tiempo de dejar de lado todo aquello que intenta dominarnos y alejarnos de Dios para ser envueltos por ese aceite que me llena de poder y autoridad y me acerca cada día más a Su presencia. |
Reyes 17:15-19 y 22-24 - 2 Reyes 4:1-7
En 1 Reyes 17:15-19(ver) nos encontramos con una mujer que vio el milagro de la multiplicación por aproximadamente un año y recién cuando experimento la resurrección de su hijo (v24) le dijo al profeta: “Ahora conozco que eres varón de Dios”.
Expectante ó incrédulo
Pero, ¿que pasó todo ese año que vivió en medio de lo sobrenatural? Simplemente se acostumbró al milagro en lugar de valorarlo y ser agradecida.
Esto mismo puede ocurrirnos a nosotros, con el tiempo nuestro corazón puede tender a endurecerse cada vez más, comenzando a acostumbrarse a lo sobrenatural y dejando así de valorarlo. Cuando esto ocurre, la pasión se comienza a esfumar.
No dejemos de lado la expectativa, por el contrario, siempre tenemos que darle lugar al factor sorpresa y cuidarnos de no caer nunca en la incredulidad. Podemos ver un común denominador en grandes hombres y mujeres de Dios que fueron de bendición para su generación y es que todos ellos tenían expectativa, hambre y pasión por conocer a Dios.
En Mateo 6:33 dice que debemos buscar el reino de Dios. En este pasaje, se está hablando de una insistencia, de una actitud que tiene que tiene que nacer en nuestro corazón diciendo: “Señor te quiero conocer más cada día!” Debemos buscar constantemente Su presencia.
¿Cómo provocar a Dios?
En Génesis 1:1-2 vemos que en el principio creó Dios los cielos y la tierra: “la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
Al leer estos pasajes podemos darnos cuenta de que hay un valor en el vacío.
Cuando hay un corazón vacío, es porque necesita ser llenado.
Hay una historia en la Biblia que hace referencia a este vacío y se encuentra en 2 Reyes 4:1-7 (ver)
En esa época era legal que el acreedor para cobrarse la deuda, tomara a sus hijos como parte de pago teniéndolos como esclavos.
¿Qué quiere transmitirnos Dios con esta historia?
Lo primero que nos quiere decir es que Dios puede y quiere salvar a tus hijos.
El acreedor como en aquellos tiempos viene hoy a tomar a nuestros hijos. El sistema del mundo los quiere tomar como esclavos para que estén atados a sus tendencias y propuestas tan alejadas de Dios. Nosotros como padres somos responsables y debemos cumplir la función que el Señor nos encomendó: que es el mantener el aceite fluyendo, mantener la presencia de Dios día a día en nuestro hogar.
Dios quiere, al igual que como lo hizo con esta mujer, que tu vida sea llenada de SU aceite. Serás llenado para que puedas ser de bendición a la próxima generación y así ellos puedan estar resguardados y ser diferentes a la corriente.
El milagro del aceite fue para preservar el futuro de una familia. Dios hoy quiere hacer lo mismo con nosotros porque nuestra familia, nuestra ciudad y nuestra nación necesitan del aceite para ser trasformadas.
Si no conoces a Dios, si no hay aceite en tu vida, si hay incredulidad, dudas, temores; si estás lleno de crítica, temor, rebeldía, celos, envidias y demás no hay lugar para el aceite.
Suele ser imperceptible pero poco a poco nos vamos llenando de cosas que no son de Dios. Es necesario vaciarse del pecado, de las malas reacciones y pensamientos porque las vasijas deben estar vacías para ser llenas de aceite. De este aceite de la unción, del aceite celestial es del que hace referencia David en el Salmo 23:5 cuando dice:
“Unges mi cabeza con aceite, mi copa esta rebozando, ciertamente el bien y la misericordia me cubrirán todos los días de mi vida y en la casa de Jehová morare por largos días.”
Dios nos llena al dar
En la medida que damos, compartimos con otros todo lo que Dios nos dio, nuestras vasijas se vacían, preparándose así para recibir el aceite fresco que viene de Dios.
Si das, si predicas el evangelio a los perdidos y los traes a la iglesia, nunca va a faltar el aceite en tu vida, en tu casa y en tu familia.
Dice la Biblia que esta mujer envió a sus hijos a buscar vasijas vacías, y estas fueron llenas por el milagro de Dios hasta no quedar ninguna vacía. Dice la Escritura que ella pudo vivir con todo el resto que le había quedado después de pagar la deuda.
Hay valor en admitir que tenemos menos de lo que necesitamos, cuando lo hacemos algo se provoca en los cielos, cuando admitimos que necesitamos más de Él.
¿Por qué Jesús llamó a Capernaúm SU ciudad? ¿Por qué pudo hacer milagros en aquel lugar? Porque era gente hambrienta, gente que admitía su necesidad de Dios, tenían un corazón entregado, ellos le daban la bienvenida a Jesús.
La clave para que nuestra casa este a salvo es que haya aceite de Dios!
Seamos agradecidos de todo lo que Dios nos da. Sepamos reconocer los milagros que nos rodean y podamos disfrutar de ser Hijos de Dios. No esperemos a tener grandes problemas para reconocer a quienes nos bendicen de parte del Señor. Tengamos un corazón lleno de expectativa por lo que Dios va a hacer en nuestra vida y preparémonos porque Él quiere llenarnos de su aceite!!
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