Hay cosas en la vida que son más importantes que las riquezas y el oro; debes esforzarte por conservarlas, pues si tienes éstas, aunque pierdas todo lo material, podrás recuperarlo. Mas si pierdes tu buen nombre, el amor, tu familia, eso es muy difícil de recuperar.
Sustituya la palabra “buey” por su comida favorita. Lamentablemente, en una casa puede existir odio, aunque lo que debiera haber es amor. De lo que está hablando la Palabra es que son mejores aquellos momentos donde no tenemos dinero para comprar ganado engordado, pero tenemos amor; que aquellos donde el dinero te sobra para comprar cualquier tipo de comida, pero no hay amor. Es mejor recibir de la mano de tus seres queridos un plato de frijoles, tortillas, queso, a tomar un teléfono para pedir comida rápida. Hay momentos en la vida que ganas más, consigues el trabajo que querías, el estatus económico que deseabas. No busques un estatus social, ese es el engaño más grande que existe en todas las sociedades, todo es plástico. El estatus social no va más allá de tus mejores amigos, sean pobres o ricos. Ese es tu real estatus social, la gente con quien puedes hablar y comunicarte sinceramente. Pero hay estatus sociales en los que las comunicaciones no son sinceras, sólo se habla de lo que cada quien quiere oír, no de las cosas buenas y reales de la vida. Pero cuando has tenido ese gran paso en la escala económica y logras tener más dinero del que tenía antes, si escasea el amor, todo se siente más feo. Las cosas que tienes se sienten más feas que cuando las tienes sin amor.
Por ejemplo, ¿qué pasa cuando se va la luz en tu casa y no hay Playstation, Gamecube, juegos electrónicos, televisión, equipo de sonido; lo único que te queda es un juego viejo de cartas o juegos de mesas? Todos se reúnen en un lugar y te empiezas a comunicar como hacía meses no lo hacías con tu familia. ¿Qué sientes en ese momento? Sientes cosas que hace años extrañas. O ¿qué pasa cuando ya tienes dos autos y tu esposa va en uno y tú en otro? ¿Qué pasa cuando tu hijo ya tiene su propio auto? Es mucho más práctico tener dos, pero no necesariamente mejor. ¿No se extrañan esos momentos cuando no había, sino para comprar legumbres, pero había amor? Ahora tienes para comprar todo tipo de comida, pero sientes el vacío del amor. Hay cosas que nunca hay que perder. Si pierdes el dinero con el que compras esas cosas, jamás pierdas el amor, pues con ese amor las legumbres saben mejor. Si ya lo sabemos, ¿por qué somos tan tercos de perderlo? Dios ya te las enseñó en la vida misma. Cuando vienes aquí, Dios te está recordando lo que tú valorabas un día y lo dejaste de hacer. No hay mejor cosa para los seres humanos que aprender a vivir aquí en la tierra. No encuentro en la Biblia instrucciones para vivir bien en el cielo, sólo dice cómo hacerlo en la tierra.
Dios es Dios del cielo y de la tierra. Si El te va a bendecir en el cielo, lo hará en la tierra también. Aquí en la tierra es donde hay que aprender a vivir. Esta es una enseñanza impresionante para mí que nos enseña a vivir.
Proverbios 17:1
Mejor es un bocado seco y en paz que casa de contiendas llena de provisiones.
Muchas veces, cuando Dios ha bendecido la economía de tu hogar, los pleitos son por la economía bendecida. Ahora el pleito es por el auto, por el rayón que le hicieron, por la ropa. Les conté esa vez que mi esposa usó mi carro y llegó a donde yo estaba llorando; yo le pregunté qué le había pasado. Ella sólo me dijo: “el carro”. Entonces bajé, y le dije “está entero”. Ella seguía llorando, y me dijo: “el rayón”. Yo le dije: “Ese se lo hice yo”.
Ese domingo que lo conté aquí, agarré la camioneta de ella y me chocaron por detrás. Y llegué yo con Sonia de la misma forma, cuando salió a verlo, yo en realidad sí lo había chocado, tenía toda la puerta hundida de atrás.
Tienes que aprender a vivir con cosas. Algunos no las tienen y creen que tenerlas puede ser lo mejor que les pueda pasar; al rato tenerlas para algunos no es tan bueno. Pierden el sentido de vivir y empiezan a vivir para cuidar cosas. Aquí dice: “es mejor un bocado seco con amor y paz, que una casa llena de provisiones, pero llena de contiendas”. Te peleas por el rayón, por el televisor, por las cosas materiales. Tiene que tener sentido que Dios te haya bendecido económicamente, que puedas seguir viviendo feliz. Las cosas jamás te deben de quitar la felicidad. Hasta cierto punto, te dan un grado de felicidad; a ti no te da lo mismo que tu hijo estudie en un buen colegio a que esté en uno no tan bueno. Aprendamos a vivir. Es importante.
Proverbios 25:24
Mejor es estar en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
Tiene una gran casa y la mujer va de pelear todo el tiempo. El hombre o la mujer, porque los hombres también son rencillosos. Es mejor habitar sólo en la terraza, en invierno, bajo el agua con granizo que en ese gran cubo de hielo allá dentro en la casa espaciosa. Los pleitos hacen sentir la sala, el comedor, el estudio feo. Tengo un amigo que siempre que se enoja, choca el carro. Ahora tiene dos problemas: la mujer es la misma y el carro está chocado. Les decía a los líderes la vez pasada que el peor día de mi vida ha sido el que perdí los estribos y pegué un grito bien feo en la casa, y vi a mis hijos tenerme miedo en ese momento. Ese es el peor día de mi vida, porque uno no tiene hijos ni se casa para hacer sentir mal a la gente; uno está para hacerla feliz, para que en la casa haya alegría, no encierros, llantos. Eso no te lo compone todo el dinero del mundo, ni una mesa llena de provisiones, ni una casa espaciosa, ni un cuarto para cada uno de ellos, no compone nada de lo que verdaderamente necesitamos para vivir. Si piensas habitar en una casa más grande, piensa primero en esto: ¿Así como me mato trabajando para conseguir una casa, realmente me mato para hacer feliz a mi familia? ¿Qué es mejor un buen pedazo de steak o una sonrisa en la mesa? ¿Menos dormitorios o quizá menos espacio, pero con ese calor de hogar? ¿Qué es mejor? Un carro para cada uno de la familia, donde ya nadie se ve ni se habla; o que tengan uno y tengas que repartirlos a todos, pero que se conserve la unión familiar. Si conservas la paz y el amor, no importa si no tienes la mesa, el auto, las habitaciones, pero si hay amor, aprecio, tienes lo más valioso que todo el dinero del mundo no lo puede comprar.
Lo irónica que es la vida. ¡Cuánta gente rica no tiene tiempo para venir a la iglesia, para estar en la graduación de los hijos, para ver crecer a la hija, para parar su carro en una cafetería y tomar un café, conversar por 20 minutos! Muchos de ustedes viven mejor que los ricos y no se dan cuentan. No les digo que ser rico sea malo, les he enseñado a cómo llegar a ser rico; a cómo vivir como verdaderamente debe vivir un rico, no preso de todo eso, sino usando eso para vivir mejor. Las cosas en sí no son un fin, sino un medio para obtener algo mejor que las cosas. El fin no es la cama, sino dormir mejor. La vida no consiste en la abundancia de los bienes que se poseen. Por otro lado, tenemos la gente que vive irresponsablemente, que no trabaja. Eso es algo inaceptable. Pero la paz y el amor valen más que todo el oro y la plata del mundo.
Proverbios 22:1
De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas y la buena fama, más que la plata y el oro.
La mejor herencia que les puedes dejar a tus hijos es un apellido que no ha sido manchado. Que tu hijo se pueda llamar como tú sin ninguna vergüenza. Y no que sea una vergüenza que se llame igual que tú. La mejor herencia es la conducta con la que viviste en esta tierra. El buen nombre es mejor que la plata y el oro, y la buena fama, mejor que las riquezas. Hay cosas mejores que la riqueza, la paz, el amor, el buen nombre y la buena fama. Nosotros construimos un nombre. La gente bromea con mi nombre. Dicen “Cash” por la plata, pero así me decían desde niño. Ahora creo que mi nombre tiene que ver con efectividad. La Biblia dice: “bienaventurado cuando te difamen por causa mía”. Quieren difamar mi nombre porque trato de levantar a la gente, llevarla a otro nivel. Nos atacan porque no están acostumbrados a que la gente en las iglesias haga las cosas bien, pero tenemos el deber de hacerlo. Esa es una cosa. Otra es que tú solo lo destruyas haciendo lo incorrecto. A veces, la gente le quiere poner a su hijo un nombre por lo que significa, eso no es así, edúcalo para que le dé significado a su nombre. La gente se puede llamar María o Carlos, pero depende de la persona que le da significado.
¿Qué significa tu nombre hoy? El que llega temprano o el que siempre llega tarde. El que cumple lo que ha prometido o el que siempre pide días de prórroga. El que copia y lo llevan a la dirección todos los meses o el que está en el primer lugar. El de venganza o el manso y humilde, el que siempre ha perdonado lo que le han hecho. El que difama o el íntegro. Tu nombre hoy ya significa algo en algún lugar. O lo bueno o lo malo. Pero hay gente a la que no le importa perder su nombre por hacer diez pesos más. Si un día pierdes todo el dinero que tienes y además perdiste tu fama, lo único que te queda es irte del país para empezar de nuevo. El nombre es mejor que las riquezas y el oro.
Cuando se menciona Casa de Dios, se menciona excelencia, milagros, liderazgo, presencia de Dios. Tenemos un nombre ya hecho. Después de años de ser consistentes en lo que hacemos, persistentes, santa terquedad, eso es lo que está presente aquí. Cuando decimos que hacemos algo, lo hacemos el 90% de las veces. Tenemos estabilidad, porque sabemos que vamos a un lugar, tenemos metas definidas, tenemos liderazgo. El nombre se construye, Dios te dio un nombre, tus padres te pusieron uno, pero lo más importante es qué tú hagas con él. ¿Qué se menciona cuando se dice tu nombre? El incumplido, el que dice puros cuentos, promesas que nunca se cumplen. Corrige tu nombre, vas mal, vas a ser de los que brincan de trabajo cada seis meses; te quejas del gobierno, pero tienes que corregir tu nombre. Cuando entras a una oficina, ¿qué se dice de ti? El cortés, el que no ayuda a nadie, el amable. Estamos a tiempo de reconstruir nuestros nombres.
Dios perdona, la vida no. El te dice: “Ya te perdone todo lo que hiciste”. La sociedad es la que no perdona, por eso no consigues trabajo. Tienes que reconocer que tienes que volver a comenzar todo otra vez y pagar lo que hiciste.
Si tú has sido esa persona que ya sabes lo que de ti se dice por lo que has hecho en esa oficina, mañana quiero que juntes a la gente y le digas que estás avergonzado de cómo te has comportado y que hoy comienza una nueva persona en ti. |